Cercanos a la fecha que señalará el centenario de la desaparición física del gran maestro de la guitarra, el músico y compositor Francisco de Asís Tárrega Eixea, acaecida en Barcelona el 15 de Diciembre de 1909, no encontramos un homenaje más adecuado –desde nuestras páginas- que avivar el recuerdo de sus indudables méritos, como músico y pedagogo, que lo sitúan –junto al guitarrero Antonio de Torres, en el campo de la construcción instrumental- como responsable y protagonista en el último tramo de la evolución de la guitarra española. No obstante, descubrir la verdadera relación entre Francisco Tárrega y el artífice almeriense, es un propósito inalcanzable, a menos que nos decidamos a descubrir la historia, con actitud crítica, mirando a través de la leyenda romántica tejida sobre ambos por Emilio Pujol, alumno de Tárrega y ferviente admirador del guitarrero. Una leyenda que comienza en 1931 con la visita que hace Pujol a nuestra ciudad –consignada en la prensa de la época- y que él mismo acabaría plasmando en su biografía sobre Tárrega, llevada a la imprenta en 1960. Si en su llegada a Almería, Pujol alentaba la esperanza de obtener los datos sobre la identidad de instrumentos etiquetados por Torres y propiedad de su maestro, la decepción de no encontrarlos le lleva a especular con el origen de los mismos, en su ensayo biográfico, con un relato en el que, al decir del propio Eduardo Chávarri, autor del prólogo- “Pujol conecta a sus personajes con la vida irreal”… Si no es criticable el intento de preservar a toda costa el legado de su maestro, alabando sobremanera la belleza de los instrumentos construidos por Torres en sus comienzos, si es cuestionable la valoración que hace Pujol de la “segunda época” del guitarrero, que es precisamente en la que podemos documentar la relación entre estos dos personajes relevantes de la historia de la guitarra. Mientras que Pujol quiere hacernos creer que el encuentro entre el músico y el guitarrero tiene lugar en Sevilla, en 1869, donde el jovencísimo Tárrega habría comprado un instrumento a Torres, (algo que no ha tenido en el tiempo ningún soporte documental, y sí un hallazgo demoledor: ya en 1866, tres años antes, el taller sevillano de Torres había sido cerrado y traspasado), la realidad nos dice, con datos confirmados, que es en Almería, cuando restaba poco más de una década para la finalización del siglo XIX, donde se produce –situados en la cima de su madurez como creadores- este encuentro y el intercambio de experiencias que culminaría con el encargo y la materialización de la guitarra SE 114 de 1888. Este instrumento, que Tárrega valoraba especialmente “por su fijeza resistente”, dejaba atrás la fragilidad de los modelos románticos, sin perder su poder de sugestión –rompiendo moldes-, para convertirse en una guitarra fuera de serie. Fuentes consultadas: Pujol, Emilio “Tárrega, ensayo bibliográfico” Lisboa, 1960 Romanillos Vega, José Luis y Harris Winspear, Marian “Antonio de Torres Guitarrero, su vida y obra” Semley, 1987-Almería 2004 Rodríguez Torres, Francisco “Una gloria almeriense, el maestro Torres” La Independencia, Almería 8 de febrero de 1931 Tárrega tocando la guitarra SE-114/ Ejemplo de boquilla "Cortesía taller Juan Miguel González" # La Tárrega-Torres de 1888 (SE 114), es hoy propiedad del coleccionista Sheldon Urlik y ha sido restaurada y documentada magistralmente por el lutier guitarrero Jeffrey Elliott para la asociación americana de lutería (www.luth.org). El portal Antonio de Torres tratará de comentar y describir las cualidades organológicas y técnicas que convirtieron a esta pieza singular en un hito de la guitarrería histórica, invitando a los especialistas a intentar su reedición.# |